El operativo ‘ Rescate Querubín’, evidenció que mujeres con diferentes tipos de discapacidad, fueron víctimas de agresiones sexuales pos sujetos de su entorno familiar y que vivieron escenas de terror.
En un informe emitido por la Fiscalía la tarde de este lunes 22 de febrero, refiere que un sujeto identificado como Víctor V., sería el violador a su hija biológica, a su sobrina y a su hijastra.
Todas ellas residían en el mismo inmueble en el que vivía el procesado junto a su pareja, en el cantón Puerto Quito, en el norte de la provincia de Pichincha.
Las primeras indagaciones determinan que la hija biológica del supuesto agresor, quien actualmente tiene 10 años, sufrió agresiones sexuales desde que tenía 4 años.
Otra de las víctimas, que actualmente tiene 18 años, habría sido violada desde los 8, al igual que la otra pequeña, quien actualmente tiene 12.
El presunto violador aprovechaba el silencio de la noche para invadir las habitaciones de las niñas y si ellas se resistían, iba a la cocina en busca de un cuchillo con el que las amenazaba de muerte presionando la filosa hoja contra sus indefensos cuerpos.
El sujeto guarda prisión preventiva desde el 21 de febrero. El fiscal Francisco Vega, le formuló cargos por el delito de violación, tipificado en el artículo 171 del Código Integral Penal.
Otro caso está relacionado con la detención en Santo Domingo de los Tsáchilas, del adolescente M. R. L. B., de 17 años.
Según la Fiscalía, las violaciones sistemáticas se remonta al 2019. La víctima, quien padece de un 72 por ciento de discapacidad física, era objeto de constantes agresiones sexuales consumadas por el adolescente, bajo un preámbulo de golpizas para someterla, colocarla en indefensión y cometer el hecho punible.
Cuando la adolescente le contó a su madre la situación, ella no dio crédito a sus palabras, más bien la golpeó. “Le creyó más a él”, dijo a las peritas de entorno social y de evaluación psicológica de la Fiscalía.
Un día sintió que bajaba una “bola” y empezó a sangrar. Había tenido un aborto, producto de reiteradas golpizas recibidas en días anteriores.
Después de este evento, la joven tomó una hoja de afeitar e intentó suicidarse. Tras esta tentativa, M. R. L. B. pretendió violarla una vez más, pero ella logró defenderse y no lo consumó.
La pesadilla inició cuando la víctima tenía 19 años. El presunto agresor es sobrino de su padrastro. Ahora se encuentra en internamiento preventivo, ya que el delito por el que fue señalado penalmente está detallado en el artículo 171 del Código Orgánico Integral Penal que ordena una pena privativa de libertad de 19 a 22 años.
El adolescente, además, es procesado por tenencia de armas, que fueron decomisadas durante su detención.
Otra historia que se convirtió en la peor pesadilla para una niña de 12 años de edad, durante los tres últimos años, la protagonizó su progenitor, identificado como Moisés V., funcionario de la Judicatura de Puerto Quito.
De acuerdo a las primeras investigaciones, el procesado insistía a su exconviviente y madre de la víctima para que la menor se quedara a dormir en su domicilio.
La niña sentía temor de estar con su progenitor, pues cada vez que tenía oportunidad, Moisés V. la agredía sexualmente.
Moisés V. habría amenazado a su hija con matar a la madre de esta si contaba “el secreto” por el que ahora enfrenta un proceso penal.
Pese a que Fiscalía solicitó la prisión preventiva, la jueza de Garantías Penales, Lorena Paredes, dispuso medidas alternativas y ordenó al procesado presentarse tres veces por semana. La Magistrada consideró que, por ser funcionario judicial, el implicado justificó arraigo laboral.
Investigaciones
La Fiscalía General del Estado ejecutó la madrugada del pasado domingo 21 de febrero del año en curso, el operativo “Rescate Querubín”, de manera simultánea en Puerto Quito, Sucumbíos, Santo Domingo de los Tsáchilas y Esmeraldas.
Durante la intervención fueron detenidas 9 personas implicadas en agresiones sexuales sistemáticas y delitos conexos contra niñas del mismo núcleo familiar.
El 80 por ciento comparten línea directa de consanguinidad con sus víctimas, es decir, son padres, hermanos o tíos; el 20 por ciento restante mantienen línea de afinidad: cuñados o vecinos.
Todas las víctimas tienen algún tipo de discapacidad física o intelectual, 7 fueron rescatadas durante las intervenciones y se encuentran en casas de acogida. (I)