• ¿Desea anunciarse con nosotros?
  • 098 501 2517
  • publicidad@elnuevotiempo.com
logo-okkkkklogonewlogonewlogonew
  • Inicio
    • Elecciones
    • ¿Quiénes Somos?
    • Conózcanos
    • Contáctenos
  • Al día
    • Investigación
    • Comunidades
  • Elecciones 2021
  • Negocios
  • Deportes
  • Blogs y Opinión
    • Eriales Perdidos
    • Letra y Música
  • Multimedia
    • Video
    • Especiales
    • Podcast
  • Inicio
    • Elecciones
    • ¿Quiénes Somos?
    • Conózcanos
    • Contáctenos
  • Al día
    • Investigación
    • Comunidades
  • Elecciones 2021
  • Negocios
  • Deportes
  • Blogs y Opinión
    • Eriales Perdidos
    • Letra y Música
  • Multimedia
    • Video
    • Especiales
    • Podcast
La política y los jóvenes
26/10/2020
La interpretación del voto, según el interés y la posición política
29/10/2020

Perdí mi cuerpo: La astucia de cinco dedos sobre la marcha

Publicado por Hugo Villamar el 28/10/2020

hugo villamar

 

 

En la animación encontramos la cantidad perfecta de irrealidad que necesitamos para continuar argumentando en esta lucha contra la realidad hastiosa y limitada, pues, a través de las imágenes siempre podemos permitirnos reflexiones usualmente imposibles en la vida, pero necesarias para su construcción.

Perdí mi cuerpo, película francesa del 2019, dirigida por Jérémy Clapin, nos presenta dos historias paralelas, aunque unidas en un final compartido.

Ambas hablan de la frustración, la pérdida y, sobre todo, la soledad.

Por un lado, tenemos la historia de una mano recientemente cercenada que busca el cuerpo al que perteneció; y, por otro, somos testigos de la anodina existencia de Noufel, un repartidor de pizza, quien, en un intento por conquistar a Gabrielle, una bonita bibliotecaria, pierde su mano derecha.

La película de Clapin es una propuesta surreal, atravesada por sensibilidades incomprensibles, aunque enteramente compatibles con los estados emocionales de nuestros dos protagonistas y el del espectador.

En la vida de Noufel se evidencian fragmentos de su pasado: cuando era un niño feliz junto a sus padres y tenía sueños por los que luchar, lo cual, contrasta drásticamente con un actualidad huérfana y conformista.

Tras conversar con una clienta que le da una perspectiva alentadora de la vida, Noufel decide dejar su pasividad y emprender la conquista de Gabrielle, esa clienta que no conoce y cuya voz es suficiente para devolverle el sentido de todo.

En paralelo, la aventura de cinco dedos, errabunda en las calles de París nos entrega una poética simbólica y fluida, engrandecida por unas imágenes que reflejan la imposibilidad dramática de una búsqueda articulada por medio de elementos repetitivos y significativos en la historia de Noufel y de su mano: una mosca inaprensible, un muñeco astronauta y un micrófono, cosas de las que Noufel se ha desprendido y que anteriormente complementaban sus sueños.

A medida que la progresión de cada línea narrativa se extiende, también se evidencian elementos hilvanados en la narración que, mucho más allá de consolidar una forma narrativa, producen en nosotros una empatía con el pasado de cada protagonista: el Noufel fracasado del presente que abandonó sus sueños, y la mano de un Noufel niño que le permitió conocer las percepciones del mundo, acaban fundiéndose en una tragedia redimida por medio del coraje.

Sin duda, esta no es una película convencional, por el contrario, explora perspectivas narrativas y dramáticas en un intento por hacer énfasis en la importancia del viaje durante el proceso de autodescubrimiento que roza el fracaso progresivo y la vulnerabilidad individual para lanzar un poco de luz sobre los velos de la existencia.

La película de Clapin es una experiencia audiovisual que nos permite indagar en otros significados de la imagen más allá de su intervención directa en la dramaturgia cinematográfica, y que por momentos nos ayuda a reconocernos a nosotros mismos, luego de un agónico proceso que, además, nos ayuda a comprender nuestra obligación de seguir soñando para construirnos día a día. (O)

Tráiler de la película ‘Perdí mi cuerpo’.

Compartir
3
Hugo Villamar
Hugo Villamar

Articulos relacionadas

02/03/2021

¿Por qué consumimos arte?


Leer mas
01/03/2021

Leoncio Cordero Jaramillo


Leer mas
28/02/2021

Satantango: Misticismo y realidad


Leer mas

Síganos en nuestras redes sociales

VIDEO DEL DÍA I Durante los 50 años de vida del Deportivo Cuenca, la corneta nunca ha faltado en las gradas.

Noticias en imágenes

BUSCA EN NUESTRO SITIO

Suscribase a nuestro
Newsletter

Las últimas noticias a su correo

Registrese

Publicidad

TENDENCIAS EN NUESTRA WEB

  • cuenca
  • futbol
  • ecuador
  • deportivo cuenca
  • LigaPro
  • Elecciones
  • Azuay
  • covid
  • Serie A
  • Carapaz
  • Barcelona
  • ciclismo
¡Atención!

Derechos reservados por EL NUEVO TIEMPO. Está prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, de todos los contenidos sin autorización previa.

© 2021 El Nuevo Tiempo. Todos los derechos reservados. Potenciado por:Monalisa Media
  • ¿Desea anunciarse con nosotros?
  • 098 501 2517
  • publicidad@elnuevotiempo.com
  • Podcast
  • Multimedia
  • Videos
Menu
  • Podcast
  • Multimedia
  • Videos